jueves, mayo 30

EL FANATISMO POR EL PBI



Dicen que una persona llega a ser fanática cuando hace de una virtud, principio, verdad, teoría, etc. el todo por el todo. Es como si un hombre mirara el océano y dijera que sólo importa el color, el resto es inmerecido de admirar.

Hace años, antes del fujimorismo, el PBI era una cifra de la que poco nos preocupábamos, pues la gente estaba más interesada en el empleo, los precios de los alimentos, la escuela, la familia, etc. Se podía pensar que si algo de ello no funcionaba entonces no estaba la imagen para la foto.

Pero con el postfujimorismo hay una corriente, yo diría hasta la exacerbación, de que lo único importante sobre la faz del Perú es el PBI. Porque puede marchar mal el empleo, los sueldos, los precios de los alimentos, la familia, la escuela, la cultura, etc, pero si el PBI es positivo, entonces no tenemos de qué preocuparnos.

El PBI nos ha traído a un nuevo fanatismo, seguramente sus devotos deberían animarse a aceptar que se les de algún nombre, como el de los pbisianos.

Cuando la sonrisa de un eviado del gobierno anuncia el PBI, como si se tratara de todo lo que necesitamos saber, aunque pocos entiendan, da la idea de que todo irá mejor gracias al PBI, porque esa sonrisa lo está diciendo.

Pero el PBI es muy sensible al reclamo de algún derecho, y cuando ello sucede, entonces, como si el PBI fuera algo vivo, comienza a sofocarse y tornarse amoratado. Luego, sale algún pbisiano a decir que el PBI dice que está empezando a agonizar. Seguidamente, los seres humanos peruanos detienen esa maldad de reclamar derechos para que el PBI no se nos muera. Finalmente los diarios comunicarán: PBI salva de morir. Podemos seguir como estábamos.

Algo debe tener el PBI de sagrado que no se le puede tocar con ningún reclamo, con ninguna pregunta, ni siquiera con mirarlo sospechosamente, porque apurados saldrán sus guardianes a blandir los periodicazos y microfonazos. Seguidamente surgirán sus cardenales para declararte enemigo del Santo Padre Mercado y te excomulgarán de la iglesia pbisiana. Morirás paria, dirán.

No me sorprendería que en las capillas cambien a los santos por una imagen del PBI, al que todos acudiremos para rendirle nuestra genuflexión.

Y así nuestras siguientes generaciones nacerán y antes de saber su nombre, aprenderán a decir PBI. Y ya no cuestionarán nada, porque sería pecado nacional original hacerlo.

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