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Mientras por un lado, la población estadounidense sufre desempleo y los pequeños negocios tienen que cerrar sus puertas; por otro lado, los banqueros se llevan un premio por haber demolido el sistema financiera, con sus brillantes ideas, que está costando hasta suicidios ante la situación económica en franco declive.
El señor Obama, acaba de poner el dedo acusador sobre este flagrante abuso y mórbido sentido social y de conciencia. Simplemente para estos señores no hay crísis, en pleno descalabro no tienen mejor idea, que cobrar como si todo anduviera bien. Pero el señor Obama, si no quiere hacer un papel mediático, debería nombrar un ente autónomo para comenzar a meter presos a todos esos banqueros que cometieron fraude, porque éste es un fraude, un ponzi, y alguien tiene que ir a la cárcel, de lo contrario sólo se puede pensar, que Obama está queriendo parecer un actor de Wall Street. Palmas para él, pero aún no merece el Oscar de la honestidad.
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En una declaración de una dureza sin precedentes escuchada de boca del presidente de Estados Unidos contra los banqueros de Wall Street, Barack Obama llamó ayer "sinvergüenzas" a los ejecutivos de las firmas financieras que se han vuelto a repartir millonarias primas después de que sus empresas recibieran enormes cantidades de fondos públicos para su salvación.
"Es el colmo de la irresponsabilidad, es una vergüenza", manifestó el presidente estadounidense en relación con una información publicada ayer por el diario The New York Times, confirmada posteriormente, según la cual los ejecutivos de los bancos habían recibido el año pasado 18.500 millones de dólares (14.250 millones de euros) en bonos, una cantidad similar a la que percibieron en 2004, en plena bonanza de sus negocios.
Esos mismos bancos fueron salvados de la quiebra el otoño pasado gracias a los 700.000 millones de dólares (más de medio billón de euros) que la Administración de George Bush pidió y que el Congreso aprobó para el rescate de esas instituciones.
"Los ejecutivos tienen que entender que ya les llegará el momento de que vuelvan a hacer dinero, pero que éste no es ese momento, que ahora dependen de la generosidad del contribuyente, que a su vez está pasando por muchas dificultades", subrayó Obama tras una entrevista con su secretario del Tesoro, Tim Geithner, a quien dijo haber impartido instrucciones para que este mensaje les llegue inmediatamente a los directivos de los bancos.
Geithner ya tuvo que intervenir la pasada semana para impedir que los ejecutivos del Citibank, uno de los bancos que más dinero ha recibido del Estado, siguieran adelante con su proyecto de comprarse un nuevo jet privado que costaba 45 millones de dólares (35 millones de euros). Tras la llamada de Geithner, el Citibank anuló el pedido, pero ahora tiene que pagar las compensaciones que figuraban en el contrato por la cancelación.
El secretario del Tesoro ha anunciado medidas de mayor control sobre los bancos que reciben ayudas públicas como parte de la nueva política que se aplicará en el reparto de los 350.000 millones de dólares que todavía quedan por invertir del plan de rescate aprobado el año pasado.
Entre esas medidas, ya se ha anticipado la prohibición a que esos bancos paguen a grupos de presión (lobbys) en Washington mientras reciben fondos públicos. Hasta ahora, esas entidades gastaban grandes cantidades de recursos que ya no tienen en la promoción de sus negocios a través de los lobbys.
Fuentes de los bancos afectados incluidos en el reparto de los últimos bonos dijeron ayer que no les constaba si esas primas a sus ejecutivos habían sido abonadas directamente con el dinero que han recibido del Estado.
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